La Furia nació por accidente, tal como suceden las mejores cosas en la vida. Sin querer logramos reunir más marcas de picantes nacionales de las que pensábamos que existían. Más personas nos visitan de las que pensábamos que les interesaba, y más gente ama el picante de las que pensábamos que fuera posible.

 

​Algunos nos catalogan como museo, teniendo en cuenta la gran variedad. Otros, dicen que somos un templo, teniendo en cuenta el aspecto sagrado casi ceremonial que nos une y nos reúne en torno al fuego. Y otros, simplemente se entregan a las llamas con la promesa de volver una y otra vez consumar este ritual.

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